Las reservas de hierro son utilizadas por el bebé durante los primeros meses en los cuales se alimentan exclusivamente con leche; posteriormente, coincidiendo con la introducción de sólidos en su alimentación, también lo obtendrán de los alimentos sólidos para continuar incrementando su volumen de sangre y afrontar su rápido crecimiento. Son raros los casos de bebés que nacen con anemia siendo su causa la incompatibilidad sanguínea con la madre o por alguna enfermedad heredada.
Entre los 6 y 9 meses de vida las reservas de hierro del bebé se agotan y si no reciben este mineral de los alimentos que ingieren suelen presentar anemia.Por este motivo es fundamental que en su alimentación complementaria se incluyan alimentos ricos en hierro.
BEBES CON MAS PROBABILIDAD DE SUFRIR ANEMIA
- Bebés que no pueden sostener el nivel de hierro adecuado hasta comenzar a recibir la alimentación complementaria de sólidos.
- Bebés con bajas reservas de hierro: bebés de madres vegetarianas que no recibieron suplementos vitamínicos (hierro, ácido fólico, vitamina B12, etc.), bebés prematuros al estar menor tiempo siendo alimentados por la placenta de la madre.
- Bebés de familias de pocos recursos también tienen más probabilidad de sufrir de anemia, debido a la mala alimentación tanto del bebé como de la madre que produjo sus reservas y que les proporciona el hierro por medio de la leche materna.
- Bebés que se alimentan con leche de vaca desde temprana edad pueden adquirir anemia por infestación de parásitos.
- Niños que presentan problemas metabólicos o intestinales.
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