miércoles, 9 de febrero de 2011

Alimentación complementaria (Parte 2)

 

 

Recomendaciones actuales sobre alimentación complementaria

Recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (AAP)(2)
El niño está listo para empezar a tomar otros alimentos cuando:
  • Es capaz de sentarse estable sin ayuda. 
  • Pierde el reflejo de extrusión que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua (Hasta que tienen suficiente discernimiento para distinguir lo que se come de lo que no, por si acaso lo escupen todo) 
  • Muestra interés por la comida de los adultos 
  • Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos (al ver acercarse la cuchara el niño que tiene hambre abre la boca y mueve la cabeza hacia delante. El que está saciado, cierra la boca y mueve la cabeza hacia un lado). 
  • Los nuevos alimentos se deben incorporar de uno en uno, en pequeñas cantidades y con al menos una semana de separación.
[...]

Recomendaciones de la OMS y UNICEF :
  • Lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses (Se entiende como “6 meses” el último día del 6º mes)
  • Se pueden ofrecer otros alimentos complementarios a partir de los 6 meses, aunque si el desarrollo sigue siendo adecuado, tal vez no sea necesario dar otros alimentos hasta los siete o incluso los ocho meses. 
  • Continuar la lactancia materna, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más. 
  • Los alimentos deben ser variados 
  • El pecho debe ofrecerse antes que los otros alimentos, para mantener una buena provisión de leche en la madre 
  • Los menores de 3 años deben comer al menos 5 o 6 veces al día 
  • Añadir un poco de aceite o mantequilla a las verduras, para aumentar su valor calórico. 

¿Qué tipo de alimentos?

Todas la madres suelen recibir detalladas instrucciones de diversos profesionales sanitarios sobre cuales son “los mejores alimentos para empezar la alimentación complementaria”. El problema es que cualquier madre que hable con otra madre, ya sea la vecina en el parque, la cuñada en Lugo o aquella amiga que se fue a Salamanca, puede comprobar por sí misma que estos supuestos “mejores alimentos” simplemente no coinciden y se hacen cada vez mas extraños a medida que aumenta la distancia geográfica, no digamos si además la amiga en cuestión se ha ido a vivir a otro país. Empleando el puro sentido común pronto se hace evidente que con toda probabilidad existen tantos “mejores alimentos, cantidades y sistemas” como profesionales sanitarios hay en el mundo.
Y es que a veces nos pasa desapercibido que todas estas recomendaciones no obedecen realmente a evidencias científicas sino que responden mas bien a los hábitos culturales de una población determinada, a las preferencias personales de cada profesional de la salud en cuestión y a protocolos de incorporación de alimentos que fueron estipulados en su día y que tienden a perpetuarse por su propia inercia sin que nadie los cuestione.
Las recomendaciones de los expertos basadas realmente en la evidencia científica son mucho más generales y es importante que todas las madres las conozcan: 
No hay ninguna base científica para recomendar el ofrecimiento de un alimento antes que otro siempre que al principio se trate de alimentos sanos con poco potencial alergénico. Es indiferente empezar por la fruta, la verdura, los cereales, ... 
No hay ninguna base científica para recomendar que un alimento determinado deba darse a una hora determinada (por ejemplo, las frutas por la tarde). Cualquier alimento puede darse a cualquier hora, a comodidad de la madre. De hecho si la madre trabaja o debe ausentarse por cualquier motivo lo más cómodo es que la alimentación complementaria se de en su ausencia. 
Los alimentos pueden empezar a ofrecerse a partir de los 6 meses y siempre después del pecho o la leche extraída. Solo si la madre está ausente y no quiere extraerse la leche, los alimentos complementarios la sustituirán parcialmente.. 
Los alimentos deben ofrecerse de uno en uno, separados por al menos una semana (por ejemplo, si se decide empezar por la fruta, la primera semana se le da a probar la pera, a la semana siguiente la manzana, y así sucesivamente). 
Se debe empezar con pequeñas cantidades que irán aumentando a medida que el niño las acepte de buen grado. 
Nunca se debe obligar a comer a un niño. Las asociaciones americanas de pediatría y dietética indican que los bebés serán quienes escojan libremente los alimentos que los padres les ofrezcan .
Procurar escurrir los alimentos para no llenarle el tubo digestivo con el agua de cocción. 
No dar alimentos que suelen causar alergia (especialmente leche de vaca y derivados , fresas, frutas del bosque y cualquier otro que produzca alergia a un miembro de la familia) hasta los 12
No añadir azúcar ni sal a los alimentos. La sal que use la familia debe ser, en cualquier caso, yodada .
Puesto que la capacidad del estómago de los niños es más reducida, para que puedan obtener suficientes nutrientes de las comidas que tomen, éstas deberían ser ricas en energía y nutrientes (incluyendo micro nutrientes). Se recomienda incluir: 
  • Variedad de alimentos (después de haberlos incorporado de uno en uno separados por una semana) 
  • Alimentos ricos en energía, como aceites. Los purés deben ser tan espesos como el niño pueda tomarlos, para evitar tener que diluirlos. 
  • Frutas frescas y vegetales 
  • Alimentos ricos en hierro (legumbres, carnes, pescado....) 

¿Qué cantidad?

La mejor estrategia para determinar la cantidad  de alimentación complementaria que debe ingerir un niño es fiarse de su propio sentido del apetito.
Al principio tomará apenas alguna cucharada pero en cuanto empiece a aceptar de buen grado la alimentación complementaria irá aumentando la cantidad que ingiera.
La idea es ofrecer y, sobretodo, no obligarle jamás a comer. Cada niño tiene sus propias necesidades y sigue su propio ritmo, pretender que coma una cantidad standard determinada a una edad determinada no solo es inadecuado sino que puede ser contraproducente.

¿Cuando empezar a ofrecerlos?

Aparte de seguir las recomendaciones anteriores, el momento de empezar la alimentación complementaria puede venir determinado por las circunstancias propias de cada madre.
Las madres que tienen trabajo remunerado suelen ser víctimas de dos errores típicos:
  • Creer que hay que destetar antes de reincorporarse al trabajo remunerado. 
  • Creer que si le van a dar otros alimentos a su hijo, tiene que acostumbrarlo primero. 
La lactancia materna es compatible con el trabajo remunerado mediante diferentes técnicas, pero si no fuera posible o no se desease seguir las recomendaciones de la OMS / UNICEF y de la AAP, siempre se puede adelantar el ofrecimiento de la alimentación complementaria hasta los 4 meses. En este caso el mejor sistema es que la madre dé el pecho antes de dirigirse a su ámbito laboral y a su regreso, así como en los fines de semana y reservar otro tipo de alimentos para cuando la madre esté ausente.
Intentar acostumbrar a un niño a la alimentación complementaria antes de que la madre deba separarse de él, solo consigue avanzar el problema: podría haber conseguido cuatro meses de lactancia materna exclusiva y se ha quedado en tres meses. Y además, por término general, la criatura no se acostumbra.

¿Cómo empezar?

Los alimentos no necesariamente deben estar triturados, sino que basta que sean de consistencia blanda y puedan ser aplastados o troceados con un tenedor o por el propio niño con la lengua y el paladar (no hay que pretender que a los 6 meses y 1 día, el niño coma un plato entero de comida); en realidad, al principio, la comida es más un experimento sensorial que otra cosa y seguramente no comerá más que unas pocas cucharadas si acaso; con el tiempo irá comiendo cantidades mayores, pero mientras tanto, la leche materna sigue alimentándolo.
Los alimentos que se ofrecen pueden ser alimentos especialmente preparados para el niño o bien los mismos alimentos que toma el resto de la familia pero adaptados a la capacidad del niño; esto último es preferible siempre que los hábitos alimentarios de la familia no sean muy inadecuados para un bebé; si además el niño como a la mesa a la vez que los demás, se estará proporcionando al niño la función socializadora que tiene la comida para el resto de la familia (Ej: el día que se prepare cocido, se pueden apartar una patatas, garbanzos y pollo antes de añadir la sal, que machacados con un tenedor se pueden dar al niño). No son necesarios alimentos especiales para bebés y algunos de ellos, a parte de ser caros, llevan aditivos poco recomendables (sacarosa, aromas de vainilla, etc). Un arroz hervido es un cereal que el niño puede tomar desde los 6 meses.
La densidad energética de las comidas que se ofrecen al niño es algo a tener en cuenta. La cantidad de nutrientes contenida en las papillas preparadas por las madres es muy variable (6), en general con exceso de proteínas y con pocas calorías; la calidad de las papillas caseras mejoraría moderando la carne, añadiendo aceite y suprimiendo la sal; además en general ninguna papilla casera supera en calorías a la leche materna, lo que confirma la recomendación de dar antes el pecho que la papilla y demuestra lo carente de sentido que es adelantar la alimentación complementaria porque el niño gane poco peso.
En cuanto a los cárnicos, como se ha comentado, los niños europeos toman en general un exceso de proteínas. Como ejemplo, 50 gramos de pollo contienen suficiente proteína como para cubrir las recomendaciones de la mayoría de menores de un año…para todo el día. Es decir, cualquier otro alimento que tome el bebé supondrá un adicional aporte de proteína a su alimentación. Una ración sensata para menores de 2 años sería 20-30 g de carne al día o de 30-40 gramos de pescado al día. No es conveniente incluir dichas cantidades en más de una comida al día. Es importante recordar que, por seguridad alimentaria, conviene cocinar bien los alimentos de origen animal (huevos, pescados y cárnicos).
Es frecuente ver cómo niños amamantados acaban tomando leche artificial sin necesidad por la costumbre de mezclar los cereales en polvo con ésta; para un niño que tome biberón, es cómodo mezclar la leche artificial con los cereales, sin embargo un niño que toma pecho no necesita otra leche diferente a la de su madre, así que se le pueden preparar los cereales con agua, caldo, o incluso con leche que su madre se haya extraído, aunque esto último no es necesario si el niño toma pecho en otros momentos del día.
La costumbre de dar zumo de naranja solo o para diluir otras frutas en los primeros meses debería desterrarse. Probablemente proceda del intento de evitar el escorbuto en los niños con lactancia artificial en la primera mitad del siglo XX. Puesto que los niños amamantados no tienen este riesgo, no se benefician de esta práctica, y sí en cambio se ven sometidos a un mayor riesgo de alergia, puesto que los cítricos frecuentemente están implicados en alergias alimentarias cuando se introducen precozmente en la dieta del niño.
Es importante recordar que aunque el niño necesite a partir de una cierta edad otros alimentos distintos de la leche materna, ésta sigue siendo el alimento más nutritivo de todos cuantos pueda tomar el niño; por este motivo, la OMS recomienda que primero se ofrezca el pecho y después los otros alimentos, aunque ello suponga que el niño tome menos de otras cosas, lo que sería inadecuado es que por tomar primero otras cosas el niño deje de tomar la leche materna.

¿Y si no quiere?

No todos los niños están preparados para la alimentación complementaria al mismo tiempo. Algunos ya muestran interés por otros alimentos antes de los 6 meses, en cambio otros pueden tardar mucho mas tiempo y no aceptarlos de buen grado hasta los 7 u 8 meses e incluso hasta más tarde .[...]


Fuente: alba

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