A algunas mujeres les resulta incómodo, a otras les gusta e incluso les excita. Cada mujer es única. Cada cuerpo es único como lo será cada bebé y cada parto. Pero para todas es beneficioso si se hace constantemente, relajadamente y con cuidado. Si tienes algún tipo de herida o problema en la zona debes preguntar a tu profesional de la salud antes de hacerlo. Evita siempre la uretra (el orificio por donde haces pis) al masajear. Vacía la vejiga antes de empezar el masaje para estar más cómoda y tener los músculos pélvicos más relajados (recuerda que los músculos pélvicos son los que contraes cuando quieres mantener el pis, aunque nunca debes hacer la prueba mientras haces pis ya que puedes contraer infecciones, hazlo en cualquier otro momento.
- Si vas a masajearte tú sola busca una postura que te resulte cómoda antes de empezar. De pie levanta una de las piernas y apóyala en el retrete, por ejemplo. O sentada de espaldas apoyada en cojines, siempre con ayuda de un espejo, puedes hacerlo. Lo importante es que estés relajada y cómoda.
- Usa aceite de oliva virgen o algún otro aceite vegetal puro no contraindicado en embarazos. Nunca uses aceites perfumados. Cuida que las manos estén bien limpias y las uñas bien cortadas, sin ninguna aspereza que pueda dañarte. Si lo haces tú sola moja tu dedo pulgar e índice hasta que estén bien lubricados. No introduzcas tus dedos en el aceite para evitar infecciones. Mójalos bien poniéndolos debajo del chorro de aceite. Si lo hace tu ayudante debe mojar el dedo índice y corazón (si tiene alguna herida, roce, uña mal cortada, aspereza…que use guantes de goma/látex nuevos y limpios).
- Introduce tus dedos lubricados de 2cm a 4cm aproximadamente en tu vagina (la apertura vaginal por donde saldrá tu bebé y por donde fue engendrado). Presiona suavemente pero con firmeza hacia afuera, como estirando y desliza el masaje hacia el perineo (zona comprendida entre tu vagina y tu ano). Al llegar al punto más bajo de tu vagina presiona hacia bajo suavemente hasta que notes una ligera sensación de quemazón (esa sensación más intensa es la que sentirás cuando la cabeza de tu bebé esté a punto de nacer). Mientras sientes esa quemazón aprende a relajarte aún más y a concentrarte en la respiración. Este aprendizaje tiene incalculable valor para el parto. Luego sigue la “U” en dirección hacia arriba.
Lo importante de este ejercicio es la regularidad. Al principio notarás que los tejidos están muy tensos pero poco a poco, con la práctica, notarás la diferencia y verás que son flexibles y elásticos. Si tienes cicatrices anteriores masajéalas para que estén bien hidratadas. Es importante que te relajes y que visualices la apertura, que imagines como será el parto, que imagines a tu bebé naciendo felizmente por tu vagina, elástica, suave, relajada. Si realizas el masaje tras el baño o la ducha también notarás que es más fácil el estiramiento.
El ejercicio requiere asiduidad, recuerda, cada día, desde las 6 u 8 semanas antes, 5 minutos. Todos los días. Las ventajas han sido probadas pero de nada sirve que te masajees si luego te obligan a empujar. No hay justificación, en ausencia de emergencia médica, para que alguien te obligue a empujar. Dar a luz no es un campeonato deportivo. No debes empujar al bebé, hay un reflejo en tu cuerpo que le ayudará a salir. Lo que tienes que ser es paciente y estar relajada.
La relajación de la mamá juega un papel fundamental durante el masaje perineal como lo hará más tarde durante el parto. Para hacer la prueba tensa los músculos pélvicos mientras estás practicando el masaje perineal. Notarás que es doloroso e incómodo. Lo mismo ocurre durante el parto si no estás relajada. La relajación debe acompañar al masaje y al parto para que ambos sean efectivos y sin dolor. Esperando, respetando los ritmos, respirando, la elastina hará su función y, en un ambiente relajado, te abrirás como una flor, sin dolor, sin cortes, perpetuando lo que las mujeres hacemos desde hace miles de años de forma instintiva.
Fuente: babog.org
de haber sabido antes....
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