lunes, 3 de enero de 2011

Embarazo: semana 30

El bebé ya tiene los ojos bien abiertos y es capaz de seguir una luz potente que enfoque tu barriga. Su cabello sigue creciendo y aunque el bebé sigue engordando todavía su piel está algo arrugada. La médula ósea toma el relevo en la producción de hematíes. Y su pecho continúa haciendo movimientos de respiración (aunque no respiran oxígeno), que ayudan a fortalecer sus músculos y sus pulmones.
Empieza a funcionar el mecanismo de autorregulación de la temperatura corporal, que no se perfeccionará hasta unos meses después del nacimiento.
Tanto el vello que cubría su piel (lanugo) como la grasa que le protegía (vérnix caseosa)  se irá desprendiendo a partir de ahora, de modo que al nacer sólo le quedarán algunos restos.
El bebé comienza a buscar la posición definitiva que tendrá al nacer. La mayoría de los bebés se ubican con la cabeza hacia abajo, pero algunos deciden no hacerlo, ya sea porque se acuerdan tarde de girar y el útero ya no lo permite, o bien porque se hallan enredados con el cordón umbilical o el mismo resulta corto, limitando su movilidad.
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Medidas: El bebé mide 27 centímetros desde la cabeza a las nalgas y 37,5 centímetros de altura. Ahora ya pesa 1,300 kilos.

Cambios en la mamá

Si el bebé está cabeza abajo, notarás que la cadera y la pelvis  empiezan a aflojarse y a expandirse para dar espacio al bebé que sigue creciendo.

En caso de que el bebé esté ubicado con la cabeza hacia abajo, te sentirás menos pesada, aunque también puedes notar una mayor presión en la parte de baja. Aumentarán tus ganas de orinar. Sentirás incomodidad cuando el bebé te de pataditas en las costillas y en el diafragma.
Si el bebé no se ha acomodado todavía con su cabeza hacia abajo, no te preocupes, lo hará pronto.


Fuente: CdM

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